Las zanahorias ( Daucus carota subespecie sativus ) son una hortaliza de la familia de las umbelíferas ( apiáceas ) es originaria de Asia sudoccidental y Europa y se cultiva principalmente por su raíz grande,sabrosa y que nos permite cocinarla de muchísimas formas. Se trata de una raíz que crece bajo la tierra. Existen zanahorias blancas, moradas y amarillas aunque las que nos encontramos normalmente son de color naranja. Es de sabor dulce y la digerimos fácilmente.
Con carotenoides
Su interés a nivel nutricional viene por su riqueza en micronutrientes tanto vitaminas como minerales. Contienen beta-carotenos, que le aportan ese color y que dentro de nuestro cuerpo se transforman en vitamina A, para una buena visión y para nuestro corazón. Contienen calcio y ácido fólico, importantes para crecer sanos. Nos aporta una buena cantidad de fibra que nos sacia , es decir, pasaremos más tiempo sin sensación de hambre y regulan nuestro tránsito intestinal Los carotenoides deben su nombre a las zanahorias y su definición botánica ( Daucus carota ) ya que el primer miembro de esta gran familia fue aislado químicamente y se encontró en las zanahorias. Los carotenoides son los responsables de la coloración amarilla y anaranjada de frutas y hortalizas y también del color rojo ( típico en sandías, tomates, etc…). Los carotenoides también tienen su importancia nutricional y no sólo “estética”, ya que se transforman en vitamina A y esto sucede en la pared intestinal. El más común y activo es el β-caroteno. Las frutas y verduras contienen como decíamos, los precursores de esta vitamina tan importante y las funciones principales de la misma en nuestro cuerpo son el desarrollo y mantenimiento de la función visual, la diferenciación del tejido epitelial y la función inmune. Además de β-carotenos y α-carotenos, las zanahorias también contienen un fitonutriente llamado falcarinol, elemento que actuaría según algunos estudios e animales, como sustancia preventiva frente al desarrollo de tumores.
Cremas y purés
También podemos incluirla en nuestra alimentación a través de texturas suaves como cremas y purés. Estos platos los podemos realizar partiendo de zanahorias cocidas o bien de zanahorias asadas, de esta forma el sabor está aún más concentrado. Para una rica crema de zanahoria no hay como combinarlas con ajo, cebolla, patata, calabacín, laurel y caldo vegetal o agua y nuestro imprescindible aceite de oliva virgen.
Otra buena opción son las sopas tipo minestrone o los potajes la zanahoria cortada en brunoise junto a pimiento, cebolla, etc…nos permite obtener un resultado excelente y nutritivo a través de una receta sencilla.
Una forma deliciosa de disfrutarlas es asándolas en le horno con una pizca de sal, pimienta negra y unas gotas de aceite de oliva virgen hasta que pierdan un poco de su firmeza. Si al retirarlas las acompañamos con una salsa pesto casera con piñones y albahaca o cualquier otro fruto seco triturado con aromáticas frescas, obtendremos un plato sorprendente.
No puedo dejar de proponeros una receta con zanahorias que es como un “nuevo clásico” y hará que hasta los más reacios a este vegetal acaben disfrutando: las croquetas de zanahoria, en las que la base serán la zanahoria rallada y la cebolla picada que se rehogan al comienzo y a las que se añade bechamel espesa. Esta opción servida con una buena ensalada será la delicia de los más pequeños.
Esta versatilidad la ha convertido en una de las hortalizas más populares y de mayor aceptación, ¿a qué esperas para lanzarte a por ellas?
Tarta de zanahoria
Cada vez la zanahoria está más presente en la elaboración de postres o panes como por ejemplo la tarta de zanahoria casera. Esta hortaliza convierte a estas masas en densas y húmedas, aportando los azúcares naturalmente presentes en esta raíz que junto a otros ingredientes como plátanos, boniato o dátiles, sustituyen el uso de azúcar refinado convencional.
Zanahorias crudas
Os recomendamos comer la zanahoria cruda, tanto a mordiscos como cortada. Aunque no lo parezca, la zanahoria puede ser uno de los alimentos que en mayor medida potencie nuestra saciedad al tomarlo de esta forma, ya que el tiempo empleado en su masticación y su alto contenido en fibras nos permitirá alcanzar esa sensación de estar satisfecho mucho antes. Unas rodajas de zanahoria cruda en nuestra ensalada o un tentempié a media mañana o media tarde con zanahoria cruda son buenas alternativas para conseguirlo.
Ensaladas de hortalizas
En ensaladas no solo podemos usarla cruda en rodajas o rallada, también podemos incorporarla en salmuera ya preparada. Debemos tener cuidado en este caso de no aderezar excesivamente la ensalada debido a que este ingrediente ya va aliñado. Una ensalada deliciosa es la de patata y zanahoria en la que combinamos patata cocida en rodajas gruesas, rallar finamente la zanahoria cruda y añadir mucho perejil picado. Aderezar con zumo de limón y aceite de oliva virgen.
Otra opción cruda son las crudités o bastones de vegetales frescos, la zanahoria no puede faltar junto al pepino o el apio para acompañar cremas de legumbres como el hummus o dips a base de yogur natural, aguacate, berenjena, remolacha, etc… ¡Colorido, fresco y siempre apetecible!
Tampoco pueden faltar en otras preparaciones como ensaladillas rusas o menestras de verduras pero incluso de la forma más sencilla ( cocinadas con solo 1 cucharada de aceite de oliva, ajo y perejil picados, en su propio jugo, ¡nos encantan!
Las vitaminas de las zanahorias
La zanahoria también es una buena fuente de vitamina E y de vitaminas del grupo B ( folatos y vitamina B3 o niacina ). Y los minerales principales son el potasio, y en cantidades más moderadas están presentes el fósforo, el magnesio, el yodo y el calcio.
Por encima de todas estos aspectos nutricionales está la conveniencia de incluirla dentro de nuestra alimentación junto a buenas cantidades de otras raíces, vegetales y fruta. Se trata de un alimento en su estado natural y que crudo o con un procesado mínimo nos permitirá disfrutar aún más de la comida real, aportando además color y sabor.