Hoy queremos hablaros de un término que seguramente hemos escuchado muchas veces: la lactosa. Y por oposición, de otro término complementario: la intolerancia a la lactosa. Atentos a este artículo en el que os explicamos en qué consisten exactamente estos elementos a tener en cuenta de cara a nuestra dieta y alimentación.
¿Qué es la lactosa?
La lactosa es un carbohidrato de la leche, el resultado de la unión de dos moléculas: una de glucosa y una de galactosa. Es el único azúcar que se encuentra en la leche en cantidad importante y está presente en todas las leches de mamíferos como la vaca, la cabra, la oveja o el propio ser humano.
En sí misma, la lactosa no es dañina. De hecho, su consumo significa una gran fuente energética y favorece la absorción de calcio, magnesio y otros elementos minerales de la leche.
¿Cómo absorbemos la lactosa?
La lactasa es la enzima que produce nuestro intestino delgado y que facilita el proceso de absorción de la lactosa. Cuando esta enzima no realiza bien su labor de absorción o mostramos niveles de lactasa muy bajos, encontramos dificultades para digerir la lactosa.
¿Qué es la intolerancia a la lactosa?
La intolerancia a la lactosa significa que no hay suficiente lactasa en nuestro intestino delgado como para absorber toda la lactosa consumida. Aquella lactosa que se digiera parcialmente pasará a nuestro intestino grueso y podrá provocar algunas molestias como hinchazón abdominal o diarrea.
¿Cómo tratar esta intolerancia?
En primer lugar, debe quedar claro que la intolerancia a la lactosa no es peligrosa, aunque sí pueda acarrear una intolerancia permanente. En este caso, cuando es de carácter genético, no habrá curación, ya que la persona intolerante no dispone de la enzima necesaria para absorberla. Los síntomas y molestias solo se aliviarán si se dejan de consumir productos lácteos.
No obstante, existen alternativas: cada vez más fabricantes tienen en cuenta esta dolencia y desarrollan productos para aquellas personas que la sufren. Arla Foods es una de estas marcas con su queso de untar Lactofree, pensado para quienes no pueden tomar productos lácteos.
En este sentido, es importante que no nos olvidemos del calcio. A pesar de que los productos lácteos son los que más calcio poseen, debemos tener en cuenta que nuestro organismo necesita este mineral. Si sufrimos de esta clase de intolerancia, debemos consumir calcio igualmente. Lo encontraremos en otros productos como verduras, pescados, frutos secos o legumbres.
¿Cuáles son los síntomas de este tipo de intolerancia?
Cuando una persona con intolerancia a la lactosa consume productos lácteos, podrá verse afectado por alguna de estas molestias:
- Hinchazón y dolor abdominal
- Náuseas y vómitos
- Diarrea
- Gases abdominales y flatulencias
- Espasmos
¿Qué grados de intolerancia existen?
Las reacciones a la lactosa en personas intolerantes a ella pueden variar mucho.
- Hay personas que, después de consumir leche y derivados, notan sus efectos de forma inmediata. En este caso, podría tratarse de una intolerancia genética, que afectaría de forma permanente por perderse gradualmente la producción de lactasa y, por tanto, la capacidad de digerir la leche.
En cambio, otras intolerancias (las mayoritarias) no serán tan sensibles, y sus reacciones serán más esporádicas y más dilatadas en el tiempo. Suelen estar provocadas por un daño intestinal temporal, generalmente causado por una gastroenteritis vírica. En este caso hablaríamos de una dolencia transitoria y recuperable.