Domesticado desde la prehistoria y una de las especias más importantes en la Europa Medieval, comenzó a usarse en preparaciones que han llegado hasta nuestros días como el pan de jengibre. Ya más adelante, en el siglo XIX, se popularizaron el Ginger Ale y la cerveza. Esta raíz es propia de los trópicos, siendo India y China actualmente sus mayores productores. Descubramos más sobre esta planta y sus beneficios.
Propiedades del jengibre
El jengibre contiene algunos compuestos bioactivos interesantes como el gingerol (aceite esencial) o la zingerona, con evidencias científicas que lo sitúan como antiinflamatorio natural, tónico estomacal, anti-mareo, protector contra úlceras digestivas, carminativo, antiemético, expectorante, antibacteriano, termogénico y otras como enfermedades neurodegenerativas, inflamación e incluso en asma.
También tiene un efecto positivo en la reducción de la resistencia a la insulina y la concentración de triglicéridos en sangre.
Además, resulta de ayuda para combatir las malas digestiones, acompañadas de náuseas, vómitos, mareos, etc. si bien, debemos tener mucho cuidado con la dosis. Si la dosis es demasiado alta, puede provocar el efecto contrario: irritación o gastritis.
Su consumo está desaconsejado en caso de úlcera gastroduodenal, durante el embarazo, la lactancia y en niños menores de 6 años.
Fresco o molido
Lo podemos encontrar fácilmente en nuestros mercados tanto en su forma seca (pulverizado) como también fresco (rizoma o raíz).
Normalmente se aprovecha el rizoma fresco de la planta, este debe comprarse cuando la raíz está “llena” y bien hidratada y se puede conservar durante varios días entero o troceado, en lugar seco, alejado del calor y del contacto directo con la luz del sol.
Es importante evitar comprar la raíz cuando esta arrugada y seca. También se puede encontrar esta planta o el extracto de la misma en infusión, tintura, como aceite esencial o cápsulas.
¿Para qué sirve el jengibre?
Esta planta de la familia de las zingiberáceas tiene infinitas aplicaciones culinarias, se usa para dar sabor a embutidos, pescado, referescos, dulces, etc. Su aroma es refrescante, parecido al limón, con notas florales, cítricas, a madera y eucalipto.
Es suavemente picante como la pimienta. Esto se debe principalmente a los gingeroles, compuestos similares a la capsaicina y piperina presentes en la guindilla y la pimienta negra.
El seco es más fuerte y picante que el fresco. En cualquier caso, las notas picantes desaparecen parcialmente al ser cocinado y prevalece el aroma a especias dulces.
Su uso en la cocina
- Acompaña perfectamente tanto a sopas y purés como a platos de verdura guisada o salteada. Un poco de raíz rallada le dará profundidad al sabor del plato terminado.
- Usado tradicionalmente en la cocina japonesa en forma de encurtido (gari) y como acompañamiento clásico del sushi.
- Se puede usar también en batidos y smoothies en los que podemos combinar frutas y vegetales. Una rodaja servirá para aportarle frescor.
- Tradicionalmente, se ha usado en panes dulces y galletas. Podemos recurrir a elaborar en casa versiones más saludables sin azúcares y con menos sal o grasas.
- Es también una especia que acompaña perfectamente en platos de pescado por su aroma y sabor alimonado.
Preparar infusiones con jengibre
Prepara tu infusión solo con jengibre o únelo a otras especias como cúrcuma, limón o canela en rama.
Para realizar una infusión sencilla, necesitamos rallar un trozo de rizoma. Lo añadimos al agua antes de hervir, no más de 10 g por taza, a fuego bajo y dejando que infusione tapado de 3 a 5 minutos.