El membrillo o membrillero es un árbol frutal que pertenece a la familia de las rosáceas y es el único miembro del género Cydonia. Este árbol necesita de un clima templado ya que no soporta las heladas invernales. Tras la floración en primavera, da un fruto, el membrillo, con una temporada muy corta hasta octubre.
El fruto es parecido a las peras o manzanas, más grande que ellas, con ese aspecto como de globo, de color amarillo y con una corteza áspera similar a la de un limón. De hecho, el fruto es tan duro que casi no se puede comer en crudo. Es necesario cocinarlo antes de que se pueda comer, ya que de sabor es muy amargo y bastante duro. Por este motivo, su consumo habitual es en forma de preparaciones con bastante azúcar como son las jaleas o compotas. Además, el azúcar actúa como conservante y hace que nos pueda durar bastante tiempo en la nevera.
Composición nutricional del membrillo
En cuanto a su composición nutricional, este fruto aporta menos hidratos de carbono en forma de azúcares que cualquier otra fruta (6,8%). Este es el motivo de por qué es tan amargo, porque casi no contiene azúcar. Aporta bastante fibra soluble en forma de pectinas y fibra insoluble. La pectina le confiere su propiedad astringente, ya que en el intestino delgado se comportan como moléculas absorbentes de agua, disminuyendo así la motilidad intestinal, lo cual es muy útil en ciertas situaciones patológicas. También aporta minerales como calcio, hierro, magnesio, fósforo y potasio.
En cuanto a las vitaminas, aporta una cantidad moderada de vitamina C, pero como lo tenemos que tomar cocinado, esta se desnaturalizará en el agua de cocción. Por lo tanto, sus propiedades nutricionales pierden importancia, tanto por la forma de cocinado que provoca que se desnaturalicen las vitaminas hidrosolubles y otros nutrientes, como por la poca cantidad que debemos consumir dada la gran cantidad de azúcar que contiene la preparación.
El membrillo es un gran complemento para tomar con otros alimentos, como puede ser el queso, que es la forma tradicional de consumirlo. Eso sí, como en su preparación hay que incorporar bastante cantidad de azúcar, no es un alimento que debamos tomar con frecuencia. Más bien, sería de consumo ocasional ya que la mayoría de recetas indican que el contenido en azúcar es, al menos, del 80% del peso del membrillo utilizado… Eso sí, no quita que sea un dulce riquísimo y que junto con el queso sea un plato espectacular.
En cuanto a la forma de preparación, el membrillo lo podemos tomar a la manera tradicional con queso o se me ocurren varias maneras más, bien en un plato salado como de postre.
Recetas saladas con membrillo
Empezando por los platos salados, podemos preparar un sándwich con queso, membrillo y frutos secos, una ensalada con unos dados de queso fresco Apetina, alguna hierba como la rúcula o similar y una salsa muy ligera de yogur y mostaza.
También se me ocurre una tosta de solomillo de ternera, cortado muy fino y a la plancha, encima dos o tres hojas de salvia (o la aromática que más os guste) unos dados cortados muy pequeños de membrillo y queso emmental fundido.
Otra opción sería en ensalada, por ejemplo, de espinacas con tomates cherry de todos los colores que encontremos, con queso azul, membrillo, unos pistachos tostados y una vinagreta cítrica o un taboulé de queso apetina, membrillo y hierbabuena.
Recetas dulces con membrillo
En cuanto a postres, las combinaciones serían casi infinitas ya que puedes preparar membrillo casero y ponérselo a casi cualquier postre. Cosas que se me ocurren sencillas, una tarta de queso donde sustituyamos la mermelada por membrillo. Unos vasitos donde batamos queso skyr con membrillo sobre una base de galleta machacada con mantequilla. Canutillos de hojaldre con queso crema y membrillo… Es tan versátil, que se puede incluir en un montón de preparaciones.
En definitiva, este dulce es un producto que incorporado en muchos platos es algo riquísimo, pero, no debemos perder de vista que es de consumo muy ocasional por la cantidad de azúcar que debemos añadir en su preparación.