En nuestros hábitos de alimentación es común salirse de la rutina debido a los eventos sociales, las vacaciones, los diferentes planes, etc. Es normal que, en algunas ocasiones, la alimentación se haya podido modificar y tener la sensación de haberla descuidado, de sentirse con cierta incomodidad, que hace que nazca el deseo de querer cambiar, de mejorar, de adelgazar y de encontrar fórmulas con resultados rápidos.
Es aquí donde aparece el plan Detox como la solución “mágica”. A continuación, profundizaremos acerca de este tipo de estrategia y compartiremos reflexiones importantes para saber bien qué puede ser lo más adecuado.
¿Qué es un Plan Detox?
El plan detox es una estrategia que busca depurar al cuerpo, darle un descanso para que se limpie y libere toxinas acumuladas.
Hay diferentes propuestas para seguir un plan de este tipo, siendo muy conocida la alternativa de los batidos o, más bien, jugos a base de frutas, verduras y hortalizas para consumir durante “X” días.
¿Puede el Plan Detox conllevar algún riesgo?
Sí, pero todo depende de la estrategia a seguir, de quién lo haga o de su estado de salud, entre otros. Estrategias de este tipo pueden conllevar deficiencias de energía o de nutrientes como proteínas y vitaminas, pérdida de masa muscular, desequilibrio de electrolitos, riesgo de desarrollo de cálculos renales o efectos rebote que pongan en riesgo nuestra salud.
También puede ser negativo para personas con cierta inestabilidad en cuanto a su relación con la comida y con su cuerpo. Elegir planes así puede acarrear trastornos de conducta alimentaria.
Finalmente, es importante aclarar que nuestro cuerpo, que es una máquina increíble, dispone de mecanismos que limpian y depuran nuestro cuerpo de sustancias tóxicas a través del hígado y los riñones.
¿Cuál es la solución ideal?
Es normal que si durante una temporada nos descuidamos comiendo en exceso, elegimos opciones poco nutritivas como ultraprocesados y refinados, consumimos bebidas ricas en azúcares y alcohol y hacemos poco ejercicio, sintamos cierta incomodidad como hinchazón, pesadez, cansancio, baja energía o ganancia de grasa corporal.
Es aquí donde está la clave, en tratar de evitar largas temporadas con estos hábitos que finalmente no nos hacen sentir bien. ¿Y esto cómo se puede conseguir? Cuidándonos, pero no de cualquier forma.
Debemos cuidarnos desde un lugar amable, flexible y que genere placer. Comer de manera equilibrada sin disfrutarlo no va a tener éxito y, a la mínima oportunidad, buscaremos excusas perfectas para sentir placer en opciones menos saludables y de una forma más ansiosa.
Un concepto clave es la flexibilidad. Si cuando elegimos cuidarnos, lo hacemos de manera rígida y restrictiva, catalogando los alimentos y nuestras acciones como buenas o malas, será muy difícil encontrar equilibrio entre nuestros hábitos de vida, el entorno, los planes sociales y el placer.
Si, en cambio, nos cuidamos y disfrutamos haciéndolo, entendemos que comer un día algo especial que quizás no es nutritivo pero satisface nuestro hambre de placer o pasar unos días con rutinas algo diferentes forma parte de esos hábitos saludables porque nos hacen felices.
Esta opción también nos genera placer y no supondrá un efecto negativo en nuestra salud porque elegimos hacerlo de manera consciente y en nuestros hábitos predominan las elecciones más nutritivas.
Conclusión:
El mejor Plan Detox es el de depurarnos mentalmente y físicamente de estrategias rígidas, de dietas restrictivas, de pesocentrismo y de juzgarnos con hacerlo bien y hacerlo mal.
Es importante analizar qué hacemos y qué tal nos sienta, para así valorar si queremos cambiar algo y elegir hacerlo por nosotras/os, para cuidarnos y sentirnos mejor. Confiar en nuestro cuerpo y sus mecanismos de limpieza y reaprender a escucharlo.
Cuando tenemos buenos hábitos y disfrutemos de ellos, dejarán de existir salidas radicales de rutina, las que hay las entendemos como parte de nuestro estilo de vida y de nuestro placer.
¿Qué hábitos pueden ayudarnos a tener una alimentación nutritiva?
- Consumir a diario frutas, verduras y hortalizas. Variar en función de la época del año y la producción local, incluyendo también variedad de colores.
- Beber suficiente agua cada día: puede ser agua o también a través de caldos o infusiones.
- Priorizar alimentos de origen vegetal ricos en fibra y nutrientes, como frutos secos, cereales y derivados integrales, legumbres o semillas.
- Consumo de lácteos de calidad (1-2 raciones al día): nuestros quesos Arla están elaborados con ingredientes 100% naturales. Los lácteos fermentados también pueden ser nuestros aliados a la hora de cuidar nuestra microbiota intestinal.
- Reducir el consumo de sal, eligiendo alternativas como especias y hierbas aromáticas.
- Proteínas de calidad: huevo, pescados, carnes magras o legumbres.
- Grasas buenas: aceite de oliva virgen extra, frutos secos o semillas.
También es importante organizar los horarios de comidas en función de nuestras necesidades y posibilidades, tratando de evitar comer muy tarde y cenar temprano (2-3 horas antes de acostarnos). Es importante establecer una rutina de ayuno nocturno de mínimo 12 horas, así como evitar comer cada poco tiempo.
Come despacio, con atención plena. Mastica suficiente, recordando que la digestión comienza en la boca gracias a la masticación y a la saliva. Disfruta de lo que comes con calma. Puedes hacer alguna respiración profunda antes de comenzar para salir del bucle de la prisa o el estrés.
Propuesta para un día nutritivo, sabroso y fácil:
Desayuno: Infusión/café + Bowl de fruta + Tosta integral de hummus, aguacate y pipas de calabaza
Comida: Espaguetis con verduras y Arla Apetina (ver receta) + Dorada a la plancha + Fruta de postre
Cena: Tortilla de calabacín con Arla queso Havarti (ver receta) + Ensalada de canónigos y espárragos blancos
Entre horas: Infusiones: (jengibre y limón, té, etc.), café natural, fruta, yogur natural, frutos secos, tosta integral con aguacate y tomate, hummus con palitos de zanahoria.
