Seguro que no es la primera vez que lo notas: piernas, brazos, tobillos o abdomen hinchados y pesados sin saber por qué. La respuesta es retención de líquidos. ¿Qué es? ¿cómo se produce? ¿cómo podemos evitarlo? Sigue leyendo para responder a todas estas preguntas y comenzar a sentirte mejor.
¿Qué es la retención de líquidos o edema?
La retención de líquidos es un problema que se produce en el metabolismo y que consiste en que los líquidos y el agua no se expulsan. Se manifiesta especialmente como una hinchazón de los tejidos blandos, debido a la acumulación de líquidos especialmente en dichas zonas. Es un problema que, en algunos casos, enmascara un trasfondo mayor, pero la mayoría de las veces simplemente se debe a efectos de unos hábitos de vida poco saludables.
El sistema linfático y el sistema circulatorio
Para entender estas retenciones es muy importante entender dos conceptos: el sistema linfático y el sistema circulatorio, y cómo afectan a nuestro organismo.
- El sistema linfático es una red de vasos que transportan la linfa. Su principal función es inmunológica, de protección del organismo y también circulatorio. Podemos imaginarla como un filtro de sustancias de deshecho. Una afección del sistema linfático no solo produce la acumulación y la alteración del líquido de los tejidos sino también celulitis o piel de naranja.
- El sistema circulatorio es un sistema por el que se transporta sangre desde el corazón hasta el resto del cuerpo. Las venas deben retornar la sangre con lo desechos recogidos en contra de la gravedad. Cuando, por diversos motivos, este sistema falla o se ralentiza es cuando aparecen problemas de circulación: varices, dolor en las piernas o retención de líquidos.
Los problemas en el sistema circulatorio y linfático se alimentan mutuamente y tienen como consecuencia estas retenciones: hinchazón, debilidad, palpitaciones, calambres, malestar general y pesadez.
Causas de la retención de líquidos
Los hábitos que hay que evitar y otros motivos que puedan ser causa de esta afección son:
- Los malos hábitos. Como exceso de sodio (sal) o alcohol en nuestra alimentación. Una vida sedentaria, con largos periodos de pie o sentados y la ropa ajustada que empeora la circulación sanguínea tampoco son recomendables.
- Otras causas: obesidad, edad, embarazo, menopausia, uso de ciertos medicamentos, insuficiencia cardíaca o hepática, insuficiencia renal o venosa, varices.
¿Qué se puede hacer para evitarla?
Para evitar la retención de líquidos, es elemental que cuidemos nuestra dieta, rebajando el sodio y aumentando el potasio:
- Ingerir alimentos ricos en potasio como vegetales (lechuga, zanahorias, espárragos), legumbres y frutas, especialmente el plátano.
- Beber mucha agua fuera del horario de comidas.
- Evitar alimentos que contengan mucha sal como embutidos, caldos o purés industriales, conservas y ahumados.
- Moderar el consumo de aceitunas y frutos secos.
- Tomar infusiones para ayudar al riñón a eliminar líquidos.
El ejercicio también es clave para favorecer el drenaje de la sangre.
- Elige un deporte que te haga mover las piernas, como andar o montar en bicicleta.
- Introduce en tu rutina ciertos hábitos que ayuden a mejorar tu circulación: mantener las piernas en alto, usar ropa holgada o terminar las duchas con un chorro de agua fría.
Si la retención de líquidos persiste sin obedecer a ninguna de las causas anteriores, es recomendable acudir al médico ya que es un síntoma que delata un problema mayor, como la hipertrofia renal o la hipertensión.