Cuando decides mejorar tus hábitos, comienzas un viaje hacia el bienestar que abarca diversas áreas. En la alimentación saludable, ser consciente de tus elecciones en el supermercado es clave. No se trata solo de llenar el carrito, sino de elegir opciones beneficiosas. Conviértete en el arquitecto de tu salud, equilibrando lo necesario, lo óptimo y tus preferencias. Haz una compra consciente siguiendo nuestros consejos. ¡Cada elección en tu cesta es un paso vital hacia el bienestar!
Correcta organización para una compra consciente
Para realizar una buena compra es aconsejable llevar a cabo una correcta organización ya que, de esta forma podremos:
- Elegir alimentos más nutritivos.
- No malgastar dinero.
- Evitar comprar por impulso.
- Evitar comprar productos que ya tenemos en casa.
A la hora de plantear cómo llevar a cabo esa correcta organización, es recomendable:
Planificar en casa
Reservar un día semanal para la planificación del menú no solo garantiza equilibrio en las comidas, sino que también proporciona una visión clara de los ingredientes necesarios. Se aconseja iniciar la planificación viendo los elementos disponibles en casa: despensa, congelador y nevera. De esta forma no solo se optimizan los recursos, sino que también se minimiza el desperdicio. Una compra consciente empieza por una buena planificación.
Lista de la compra
Una vez tenemos la revisión de lo que hay en casa y la planificación, ya se puede hacer una lista de la compra bien especificada para ir a la tienda a comprar lo necesario.
Evitar ir con el estómago vacío
Entrar al supermercado con el estómago rugiendo no solo abre la puerta a decisiones impulsivas, sino que también nos lleva por el sendero emocional y ansioso de las compras. Además, si le añadimos las tácticas persuasivas del marketing, seguir la lista de la compra se vuelve tarea imposible. Planificar el momento de ir de compras alineado con los horarios de comida no solo satisface nuestras necesidades físicas, sino que también asegura decisiones sensatas desde el primer bocado hasta la última compra.
Recomendaciones sencillas para leer e interpretar etiquetas
Leer etiquetas para elegir de manera consciente las mejores opciones que necesitamos y nos apetezcan.
Leer la lista de ingredientes: se presentan por orden de mayor a menor según su contenido en el producto. Este dato ya es una buena pista para hacer una primera valoración.
- Sal: procurar evitar productos que la contengan, pero si está presente, mejor encontrarla al final de la lista y, como referencia, se considera adecuado un nivel por debajo de 1,2g sal por cada 100g de producto.
- Bajo en sal: por debajo de 0,3g sal/100g producto.
- Azúcar: procurar escoger productos que no lo contengan en la lista. Podemos identificarlo con diferentes términos como: azúcar, fructosa, jarabe, maltodextrina, melaza, dextrosa, etc. Se recomienda optar por productos que contengan menos de 5g azúcar por cada 100g de producto.
- Harinas y cereales: priorizar las opciones integrales que se especificarán con este término o indicando “de grano entero”.
- Grasas y aceites: consumir productos con grasas de calidad. Se reconocerán como: Aceite de oliva virgen extra, aceite de girasol alto oleico, etc.
- Evitar grasas trans, grasas hidrogenadas y aceites refinados (no poner virgen implica refinamiento).
- Aditivos: priorizar alimentos y productos libres de aditivos. Hay que diferenciar los aditivos con fines prácticos para conservación, como los que puede contener un bote de legumbres, con respecto a los que buscan potenciar ciertas propiedades como serían los saborizantes, aromatizantes, edulcorantes, etc.
- Sal: procurar evitar productos que la contengan, pero si está presente, mejor encontrarla al final de la lista y, como referencia, se considera adecuado un nivel por debajo de 1,2g sal por cada 100g de producto.
¿Dónde comprar?
En cuanto a la elección de dónde comprar, dentro de las posibilidades que tengamos, vamos a procurar apostar por comercio de proximidad para apoyar la economía local.
Una vez en la tienda, vamos a priorizar:
Producto local y de temporada:
- Más sanos y sabrosos: Se cultivan en suelos ricos, con el clima adecuado y completando su calendario natural. En el momento de su recolección mantienen intactas todas sus propiedades nutricionales y organolépticas.
- Más baratos: Durante ciertos periodos del año, la disponibilidad en las tiendas de estos productos es mayor. Al aumentar la oferta, disminuyen los precios.
- Más ecológicos: Respetamos el ciclo natural y la zona de producción de los alimentos. Evitamos la implantación de monocultivos intensivos que agotan el suelo. Se reduce el gasto energético al minimizar la necesidad de transporte, distribución y almacenaje.
Producto fresco siempre que sea posible:
- Alternativas adecuadas: congelados y conservas básicas como bolsas de hortalizas y menestras, botes de legumbres y verduras cocidas.
Priorizar opciones nutritivas:
- Evitar tener a diario en casa ultraprocesados. Este tipo de productos se recomienda comprarlos el día puntual que apetezcan ya que, dentro de las circunstancias y preferencias de cada persona, es importante la flexibilidad.
Como conclusión, es necesario que como consumidores seamos responsables y conscientes de lo que compramos porque ello tendrá un gran impacto tanto en nuestra salud como en la del planeta así como en la economía propia, local y global.