Hoy os vamos a hablar de las cerezas, una fruta deliciosa que nos anuncia el verano. Más pequeñas o picotas, agrias o más dulces, su sabor agradable y beneficios nutricionales la convierten en una de las frutas más consumidas cuando llega el buen tiempo. La época de cerezas se extiende desde abril hasta agosto, siendo más temprana la temporada de cereza (más pequeña y con rabito) que se da de abril a julio y un poco más tardía la picota (más grande, crujiente, dulce y sin rabo) que abarca desde junio hasta agosto.
Su origen se sitúa en Europa oriental y Asia Menor desde donde se extendió por todo el Mediterráneo. Griegos y romanos eran grandes apreciadores de esta fruta y se encargaron de extender su cultivo y desarrollar nuevas variedades ya en la Edad Antigua. Desde el punto de vista botánico, las cerezas son drupas, pequeñas frutas carnosas y redondeadas con hueso, de la extensa familia Rosaceae y género Prunus. También son drupas los albaricoques, ciruelas, melocotones, etc.
Propiedades de las cerezas
100 gramos de cerezas aportan 50 calorías. La cereza destaca por una gran cantidad de fibra y antioxidantes. Su destacable contenido en agua (del 85%) ayuda a mantener la piel hidratada. Sus propiedades depurativas ayudan a limpiar el organismo de toxinas y a eliminar líquidos.
Bajo aporte calórico
La cerezas son una fruta de bajo aporte calórico (unas 50Kcal. por cada 100 g.), siendo una muy buena fuente de fitonutrientes, vitaminas y minerales. Su riqueza en pigmentos se debe a sus compuestos flavonoides polifenólicos conocidos como antocianinas. Las antocianinas son pigmentos rojos, azules y púrpura presentes en muchas frutas y vegetales que se concentran especialmente en la piel y conocidos por sus importantes propiedades anti-oxidantes.
Estudios científicos han demostrado que dichas antocianinas presentes en las cerezas actúan como anti-inflamatorios bloqueando los enzimas ciclooxigenasa 1 y 2. Otras investigaciones sugieren que los compuestos anti-oxidantes podrían ser de ayuda en la lucha contra enfermedades degenerativas y neurológicas y la condición pre-diabética. Las cerezas, en particular las dulces, son ricas en antocianinas y flavonoides polifenólicos. Por ejemplo, la quercetina, luteína, zeaxantina, hidroxicinamatos, melatonina y beta-carotenos.
Además, contienen una pequeña cantidad de zinc, aportan cantidades moderadas de hierro, potasio y manganeso y son una buena fuente de cobre. Entra sus vitaminas principales destaca la vitamina C y provitamina A. Su aporte cantidades significativas de fibra que mejora entre otras cosas el tránsito intestinal.
La cereza, rica en nutrientes
Aprovecharemos sus nutrientes al máximo consumiéndolas maduras, recién recolectadas y frescas. Dichos nutrientes y componentes bioactivos se alteran en función de las condiciones de conservación y grado de procesamiento.
El consumo a través de la dieta de frutas y vegetales va asociado a una menor incidencia de enfermedades de tipo degenerativo como son las cardiovasculares y ciertos tipos de cáncer. La bioactividad de los compuestos fenólicos que se encuentran en los vegetales es de gran interés.
Para sacarles el máximo partido, debemos saber que las cerezas no maduran más tras la recogida. Por ello, es importante recolectarlas maduras y escoger en el caso de que las compremos las más brillantes, de intenso color rojo. En el caso de tener rabo, este deberá ser verde y firme. Las conservaremos mejor si las introducimos en el frigorífico en la parte inferior o de menos frío. Esto sin lavar para evitar el exceso de humedad y que los frutos se deterioren antes de tiempo, lavándolas según se vayan a consumir.
Formas divertidas y saludables de incorporar cerezas en nuestra planificación nutricional
- Recogidas del árbol, lavadas y a mordiscos… No pueden faltar en la fiambrera que nos llevamos a la playa o a la montaña en verano.
- Os recomendamos enriquecer vuestras ensaladas verdes con un poco de queso fresco y nueces… ¿Os atrevéis a probar?
- En smoothies con otros frutos rojos y también con plátano a los que podemos incorporar una cucharada de copos de avena. Si os atrevéis, podréis enriquecer más aún la mezcla con algún vegetal de hoja verde como espinacas y aromáticas como perejil.
- Transformándolas en un sorbete delicioso y rápido de hacer. Para ello, congelamos las cerezas tras lavarlas y les retiramos el hueso. Trituramos las cerezas congeladas junto a un plátano maduro fresco. ¡Sin azúcares añadidos y solo dos ingredientes!
- Y como se acerca el verano, no nos podemos resistir a un polo. Podemos usar esas mismas cerezas congeladas mezclándosas con leche de coco bien fría. Trituramos, colocamos en los moldes de helado y al congelador. ¿Os apuntáis a realizar vuestros propios helados en casa?
- Hay que recordar que resulta una fruta muy atractiva, especialmente para los más pequeños, por su tamaño, color y sabor, lo que puede ser un aliciente para introducirlos en el consumo de este tipo de frutas con aporte nutricional tan interesante.
- Si las incluimos entre horas nos ayudarán a controlar la saciedad aportándonos muchos nutrientes y pocas calorías.
- En ensaladas de frutas o macedonias aportando un color y sabor inconfundibles.
- En gazpacho, sustituyendo la mitad del tomate por cerezas y añadiendo pepino, ajo, un poquito de pimiento verde, agua, vinagre y aceite de oliva virgen.
- Acompañando nuestras gachas y cremas de cereales junto a unos frutos secos picados y aromatizando con ralladura de limón y canela. Obtendremos un desayuno delicioso.