Aunque nuestros hijos coman bien, pero sobre todo si son niños a los que les cuesta comer, pasa que muchas veces rechazan categóricamente lo que les ponemos en el plato. La cantidad de alimentos, la mezcla de colores, su forma y textura, y hasta la manera en que disponemos la comida en el plato influyen para que los niños acepten mejor o peor los alimentos. Un mismo alimento presentado de una forma o de otra puede hacer que el niño lo rechace o por el contrario le entusiasme. Y es que, a la hora de comer, los peques a veces nos lo ponen difícil cuando les presentamos comida que no les gusta. Con un poco de ingenio, de voluntad y de imaginación se pueden preparar platos variados, nutritivos y sobre todo atractivos a la vista y al paladar de nuestros hijos. Os damos algunas ideas.