Aunque todavía no caminen, existen todo tipo de posibilidades para calzar a los bebés. A los mayores parece gustarnos llevar a los nenes con zapatitos, a los papás nos gusta que lleven zapatillas hechas a imagen y semejanza de las que llevamos nosotros en una talla minúscula, o a las abuelas que luzcan zapatitos de charol desde bien pronto. Modas aparte, lo que realmente nos debemos preguntar es si es bueno calzar a los niños que aún no andan. Aproximadamente durante sus primeros once meses, y mientras que no se mantienen de pie, la mejor manera y más natural es llevar descalzos a los bebés, y en todo caso, para resguardarlos del frío, lo mejor será abrigarles con calcetines. Porque hay que tener en cuenta que nuestros pies son una sofisticada obra de ingeniería biológica, compuesta por 28 huesos, 33 articulaciones y una compleja red de mas de 100 tendones, músculos y ligamentos, que tienen que recorrer un largo camino para llevarnos a cuestas. Por eso, el calzado para los bebés debe estar adaptado a sus necesidades y no ser una réplica del que llevamos los mayores. Y lo mejor va a ser, siempre que el clima lo permita, dejar descalzos a los niños que aún no andan, ya que si no se les proporcionamos un calzado adecuado, especialmente al principio, cuando son tan moldeables y, por lo tanto, fácilmente deformables, podemos dañar unos pies que han nacido sanos.