Actualmente, en los supermercados abundan los productos ultraprocesados. Aumenta la preocupación de los efectos que su consumo tiene sobre la salud mientras aumenta también su consumo en todo el mundo. De media en España se habla de que el 20% de las calorías provienen de este tipo de productos. Tras revisiones de diferentes estudios, se confirma la asociación entre un elevado consumo de ultraprocesados con enfermedades cardiovasculares y mentales, diabetes e incluso con muerte prematura.
¿Qué son los ultraprocesados?
Los ultraprocesados son alimentos que se han sometido a diversos procesos industriales que modifican su estado natural: altas temperaturas, adición de sustancia químicas, preservantes y combinaciones de ingredientes para así tener productos listos para consumir.
Es importante aclarar que existen ciertos procesamientos a los que someten a algunos alimentos como la fermentación o la cocción de vegetales que no son necesariamente dañinos para la salud a diferencia de los ultraprocesados como galletas, refrescos, barritas energéticas, yogures de sabores, platos preparados, etc. Estos últimos suelen tener un alto contenido en grasas, azúcares y/o sal. También es habitual que estén enriquecidos con aditivos como aromatizantes, colorantes y/o edulcorantes artificiales. Sus listas de ingredientes suelen ser largas.
Relación de la alimentación con la salud
El impacto sobre la salud de un consumo excesivo de ultraprocesados es importante. Además de su relación con patologías cardiovasculares, diabetes u otras enfermedades, nuevas investigaciones sugieren que son especialmente perjudiciales para el cerebro afectando al estado de ánimo y a la cognición. Se asocian las dietas ricas en ultraprocesados con un aumento considerable de riesgo de depresión y ansiedad.
Un posible motivo es la relación con la obesidad por la liberación de moléculas inflamatorias por parte de células grasas disfuncionales que desencadenan ansiedad, depresión y demencia.
El exceso de palatabilidad de estos productos es uno de los grandes problemas ya que en la naturaleza los alimentos tienen modestas cantidades de azúcar y grasa. Los ultraprocesados por su contenido azúcar, grasa, sal, saborizantes artificiales y colorantes pueden generar una pérdida de control de nuestro cerebro sobre estos alimentos generando una adicción por la comida.
Al elevar su consumo es probable que se desplace el de alimentos nutritivos como verduras, frutas, frutos secos, cereales integrales, grasas buenas, etc. privándose de todos los beneficios para la salud que les aportarían y así la bola crece en cuanto a los problemas y patologías que pueden desarrollarse.
Además de las acciones individuales que se pueden llevar a cabo, es muy necesario que las instituciones tomen decisiones relevantes como lo referido a los precios, ya que es un gran problema que los alimentos sanos sean cada vez más caros y los ultraprocesados más baratos.
Como sociedad tenemos en nuestras manos la posibilidad de revertir esta situación que está poniendo tan en riesgo nuestra salud.
Reducir el consumo de ultraprocesados
Para mejorar el estilo de vida a través de una alimentación más consciente es bueno ayudar a reducir el consumo de los ultraprocesados sin necesidad de eliminarlos por completo ya que actuar desde la rigidez y la prohibición puede desencadenar mayor tentación y deseo. Es importante tener claro que, con hábitos adecuados de alimentación y de vida, un consumo ocasional de dichos productos no tendría que suponer un problema.
- Reducir su consumo de manera progresiva para ir adaptándose a sabores y texturas menos intensas.
- Aprender a leer e interpretar etiquetas para poder mejorar la calidad de la compra.
- Buscar alternativas para sustituir en el día a día descubriendo nuevos sabores, recetas y formas de cocinar que satisfagan las papilas gustativas de manera más saludable:
- Sustituir frutos secos fritos y salados por frutos secos al natural o tostados sin sal.
- Sustituir refrescos por agua con gas y rodajas de limón, kombucha, etc.
- Sustituir yogures de sabores por yogur natural con fruta fresca, frutos secos, cacao puro, etc.
- Sustituir cacao azucarado por cacao puro con canela.
- Sustituir patés ultraprocesados por hummus, olivada, etc.
- Sustituir panes refinados por panes de harina integral y masa madre.
- Sustituir cereales azucarados por copos de avena en gachas, copos de maíz sin azúcar añadido, etc.
- Sustituir tomate frito por tomate natural triturado.
- Sustituir chocolates y chocolatinas por chocolate negro.