Los cuchillos son fundamentales en la cocina. Se trata de una herramienta básica tanto para chefs profesionales como para cocineros aficionados. La oferta de cuchillos en el mercado es muy amplia, pero para que tengan una larga vida y mantengan sus características originales todos deben tener un buen mantenimiento. Y para ello debemos ser cuidadosos en cuatro apartados: su uso, limpieza, afilado y la forma en que los guardamos.
En cuanto al uso de los cuchillos, debemos recordar que sólo hay que utilizarlos para su fin: cortar. No son martillos, destornilladores o hachas. Ten en cuenta también que cada cuchillo ha sido fabricado para cortar un determinado alimento (pan, carne, queso…) y es preferible utilizarlo para esa función. A la hora de cortar, elegiremos hacerlo preferiblemente sobre una tabla (de madera, de nylon o de plástico). Hay que evitar, en la medida de lo posible, cortar sobre superficies como mármol o metal, porque se puede deteriorar el filo. Además, debemos manipularlos con cuidado.
La limpieza de los cuchillos es fundamental para una buena conservación. Es recomendable limpiarlos inmediatamente después de su uso, para evitar la aparición de manchas y la transmisión de olores y sabores. Basta con agua templada y un jabón suave, evitando las sustancias que puedan resultar agresivas. Los cuchillos no deben permanecer mucho tiempo debajo del agua, especialmente si el mango es de madera, puesto que se puede estropear. Tras la limpieza, debemos secarlos con un paño suave, con cuidado y de forma inmediata para evitar que se oxiden, que aparezca moho o que el filo se deteriore. No es recomendable introducir los cuchillos en el lavavajillas, puesto que el roce con otros elementos puede deteriorar el filo, pero si los lavas en este electrodoméstico hay que colocarlos con el filo hacia abajo.
También el afilado del cuchillo es básico para su buen mantenimiento, puesto que se va perdiendo filo con cada uso. Recuerda que un cuchillo mal afilado es más peligroso que uno bien afilado. No hay una frecuencia determinada para el afilado de los cuchillos, dependerá del cuchillo en cuestión y de su uso, pero en todo caso debemos hacerlo cuando notemos que pierde eficacia o que corta peor. Para afilar los cuchillos tienes dos opciones: o hacerlo tú mismo o dejarlo en manos de un profesional. Si eliges la primera opción, puedes realizar la operación con una piedra afiladora, como una piedra de agua japonesa o una piedra de polvo de diamante, siendo en ambos casos recomendable tener al menos dos piedras, una con el grano más fino que la otra; o con una chaira, un cilindro alargado de acero, con estrías a lo largo de todo el cuerpo que permiten asentar el filo y que seguro has visto utilizar en las carnicerías. Si el cuchillo es de cerámica, es recomendable que el afilado lo realice un profesional.
Por último, debemos guardar bien nuestros cuchillos. Lo más recomendable es hacerlo de forma independiente, para evitar rozaduras. Son muy útiles, para este fin, los tacos de madera con ranuras independientes para cada cuchillo. Pero también puedes optar por estuches especiales para estos instrumentos. Lo importante es que estén bien protegidos.
Siguiendo estas sencillas recomendaciones, tus cuchillos se mantendrán en perfectas condiciones durante mucho tiempo.